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domingo, 19 de agosto de 2012

Y así, después de mucho esperar, un día como otro cualquiera, decidí triunfar. Decidí no esperar las oportunidades, sino buscarlas yo misma. Decidí ver cada problema como una oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como una posibilidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio por resolver, y cada día como una nueva oportunidad para ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival, no era más que mis propias limitaciones, y enfrentarlas era la única y mejor forma de superarlas. Aquel día, descubrí que yo no soy la mejor, y que tal vez nunca la haya sido. Dejó de importarme quien gana o pierde, puesto que ahora me importa simplemente saber mejor qué hacer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mayor triunfo es poder llamar a alguien "amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento. Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados, y pasé a ser una tenue luz en el presente. Aprendí que de nada sirve ser luz, si no iluminamos el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que los sueños existen para hacerse realidad. Y desde aquel día ya no duermo para descansar, simplemente, duermo para soñar.

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