Seguidores

sábado, 4 de febrero de 2012

¿Sabéis lo que voy a hacer? Sonreír. Sí, sonreír. Cuando me preguntéis si estoy bien, os diré: “claro, ¿por qué no iba a estarlo?”. Y os conformaréis con esa respuesta, porque realmente no os interesa, pero os veis obligados a preguntar. Durante todo el día seguiré sonriendo y os seguiré las bromas, cuando me digáis que él o ella está mal fingiré que me da igual, me reiré con lo que digáis. Pero cualquiera que me conozca bien, o que se dedique a observarme, se dará cuenta que esa “felicidad” es totalmente falsa. Que mis sonrisas están tensas y no encajan del todo bien. Sin embargo, yo seguiré fingiendo que estoy genial, y luego, por la noche, cuando llegue a casa y nadie me vea, me permitiré el lujo de derrumbarme. Pero todos tenemos debilidades, y en este caso son las lágrimas. Lágrimas que decidí que no iba a arrojar, pero en un momento u otro lo haces, porque la presión es demasiada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario