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lunes, 2 de julio de 2012

A veces me paro a pensar todas las desgracias y todas las alegrías que pasan en la vida a lo largo de ella. Otras me paro a pensar en cómo una persona puede llegar a desarrollar el poder de sentir sentimientos buenos y malos hacía las personas, hacia los objetos materiales o hacia un simple animal. Personalmente;
-No supe lo que era el miedo hasta que no sentí el poder llegar a perder a la gente que verdaderamente aprecio, o las cosas que verdaderamente me hacen feliz.
-No supe lo que era la tristeza hasta que vi que no podía recuperar el tiempo, las cosas que perdí o las piedras que lance y golpearon que jamás se curaran.
-No supe lo que era la felicidad hasta que los pilares de mi vida me hicieron alcanzar la absoluta felicidad que puede llegar a alcanzar una persona, gracias a eso también supe lo que era la absoluta tristeza cuando algo no va bien.
-No supe lo que era la amistad hasta que no conocí a las personas con el corazón mas enorme que hayan podido pisar tierra firme, las que de verdad ayudan, las que de verdad te hacen ser feliz, las que de verdad te hacen ver lo que haces mal, lo que haces bien, lo que te hacen a ti, lo que tú haces, lo que mereces, lo que ganas, lo que pierdes…
-No supe lo que era la unión hasta que conocí que la familia con solo mirarte a los ojos saben lo que te pasa, el simple hecho de estar ahí siempre ya lo reconoce.
-No supe lo que era el amor, hasta que no eche el tiempo atrás y recordé cada beso, cada sonrisa, cada te quiero de sus labios, cada momento juntos, cada abrazo de su cuerpo, entonces me paro a pensar y pienso en él.
-No supe lo que era la pasión por algo hasta que no descubrí la música y las sonrisas de los demás.
-No supe lo que era el esfuerzo hasta que intente conseguir lo que me propuse y lo conseguí.
-No supe lo que era la culpa hasta que hice algo mal, y de tal modo me pesaba que era imposible no decirlo.
-No supe lo que era la diversión hasta que no conocí las tonterías, los Viernes, los Sábados y a las personas que están hoy en día.
-No supe lo que era el valor, hasta que vi un problema de frente y lo resolví.
-No supe lo que era la vida, hasta que la empecé a vivir…
-No supe lo que era la infancia hasta que eche el tiempo atrás y recordé todas esas sonrisas por tonterías, todos esos llantos por otras cuantas tonterías, y todas esas ilusiones por encender la televisión y ver que estaban tus dibujos preferidos, por salir del colegio y ver a tu madre/padre con una bolsita de golosinas entera para ti.
-No supe lo que era el odio hasta que lo sentí.
 -No supe lo que era el dar la vida por alguien hasta que nació mi pequeña, y la vi.

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