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sábado, 21 de julio de 2012

lo verdaderamente importante son las personas que ayudan a hacer realidad esos sueños que siempre has creído imposibles de cumplir.

Un día, como otro cualquiera, me prometieron la Luna, me dijeron que subirían al cielo solamente para bajarla, aun recuerdo la sonrisa tonta que se me escapo en aquel momento. Después comprendí que estaba demasiado lejos y me sentí decepcionada. Con el tiempo fui creciendo, hasta que llego el día, el día que me di cuenta de que en realidad no quería la Luna. Entonces me prometieron una estrella. Pero esta vez fui más lista y no me ilusioné, pensé que sería demasiado brillante como para poder mirarla sin gafas, y la rechacé. Según pasaban los años observé que si yo era una ilusa, es por que me ilusionaban, el problema es que me ilusionaban con mentiras. Y sucedió, después de prometer Lunas, estrellas, mundos, y todas aquellas cosas imposibles, me prometieron un "estaré a tu lado, pase lo que pase" Al principio le dí muchas vueltas a aquella frase, después de tanto tiempo no quería creerme que una promesa como aquella pudiera cumplirse de verdad. Fue en ese momento cuando lo entendí, las palabras eran mentiras, siempre lo han sido, lo que le da la realidad a esa frase son los hechos. Dejé de creer. Deje de creer en todo aquello que no viniera seguido de la acción que le diera la credibilidad. Y así paso a paso fue como aprendí, que al igual que yo mil personas más. Que si quería que me creyeran también tendría que convertir cada palabra en una realidad. Y así es como crecemos, como aprendemos y como nos damos cuenta que por muy bonita que sea la Luna, muy relucientes que sean las estrellas o muy increíbles que son los sueños, lo verdaderamente importante está en los pequeños detalles, en las pequeñas demostraciones y sobre todo, en las personas que lo hacen realidad.

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