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viernes, 18 de noviembre de 2011

A lo largo de estos últimos meses, me han pasado cosas: buenas y malas. He aprendido a levantarme por muy fuerte que haya sido la caída. He aprendido que la gente viene y va y no se detiene nunca. He aprendido que los amigos de verdad, por muchas veces que te enfades con ellos, siempre van a estar ahí, porque te quieren. He aprendido que los tíos son, bueno, mayoritariamente, todos iguales. Que las tías nos comportamos como auténticas zorras en algunas ocasiones y que para poder presumir de algo, primero hay que tenerlo. He aprendido el significado de amar a alguien, pero también el significado del desamor. He aprendido que no vale la pena malgastar el tiempo en el pasado, porque el ''pasado'' es algo lejano que sólo nos causa daño y lo mejor que se puede hacer es alejarse de eso. He aprendido que quiero ser feliz, contigo o sin ti, pero quiero y necesito ser feliz, a su lado o no. He aprendido a madurar y a meter la pata. Y ¿sabes que es lo que realmente he aprendido? A no depender de nadie.

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